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Mostrando entradas de agosto, 2023

Veinticuatro por tres sesenta y cinco

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Por Claudio Sprejer Me veo en el colegio, charlando con mi habitual (¿fingido?) buen humor con los preceptores. Mientras vamos bajando por las escaleras de madera, acostumbrados a elevar la voz por el ruido ambiente que se suma a los crujidos de la vieja estructura que se va a caer pero nunca se cae, oigo desde la boca de uno de los adultos el relato de un pibe y su extraña reacción como una manera creativa más de no hacerse cargo de alguna situación. Mientras escucho y, bajamos escalón por escalón, pienso (sueño que pienso), que ahí va la historia de un alumno que no se hace cargo que pertenece a una familia que no puede hacerse cargo contada por un preceptor que no se hace cargo a un profesor que quizás tampoco se haga cargo. Las personas pasan pero las instituciones quedan. Pisando ya el piso de pinotea de la planta baja, damos siete u ocho pasos rectos hacia la salida. Bajamos los tres escalones de mármol y giramos hacia la izquierda mientras, se me ocurre ensayar una respuesta de

Besos

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   Por Claudio F. Sprejer Tuvimos aquel encuentro de miradas en el exacto momento en el que ella me acomodó el pañuelito sobre mi cuello frente al espejo del baño, entonces sentí lo que sentí. Fue al mismo tiempo en el que comprendí que había sentimientos que no necesitaban explicación alguna, que se entendían en el mismo instante en el que sucedían. La tele se escuchaba sonar desde el comedor. Minutos antes, casi a la pasada había visto la cara de uno de los de la junta militar diciendo vaya a saber qué cosa por cadena nacional, así que casi por reflejo pasé de largo y entré al baño dejando sin querer la puerta abierta, lo que desencadenó la entrada de Victoria y las miradas. Silvi había percibido todo, así que me advirtió enseguida que ella tenía novio en Buenos Aires, por lo que en la despedida de aquella madrugada me limité a darle el teléfono del negocio de mi viejo para que me llamara algún día, pero eso lo hice sin albergar ninguna esperanza. Como me quedaban unos billetes más