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Mostrando las entradas etiquetadas como Jerónimo Spre

Bar de los mellizos

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Por Jerónimo Spre - ¿Vos qué querés? - Un cortado y una medialuna. - ¡Mozo!, un café, un cortado y dos de grasa. La fila de autos doblando se trababa un poco en aquella esquina, en esa hora en la cual se mezclaba la gente que iba a trabajar y la que llevaba a sus hijos al colegio. El invierno se sentía especial en Condarco, si no eras habitué te podrían deprimir un poco la oscuridad y las veredas rotas. Mirando hacia afuera por la ventana del bar, la única imagen reconfortante era la del cielo que comenzaba a clarear hacia la calle Artigas, pero eso no era para cualquiera, sólo estaba reservado para los parroquianos del bar de los mellizos, aquellos que, de tanto insistir con el ritual matutino, habían desarrollado la capacidad de saber apreciar la belleza de un amanecer escondido tras la rutina de un ventanal rústico y abierto que quería más ignorar el frío que ventilar el ambiente. En contra de las reglas, ellos estaban sentados juntos, sin mesa de por medio; en mi observac

Ladrones económicos

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Autor: Jerónimo Spre “No hay temas más o menos interesantes.  Lo que importa es el modo”.  M.S. La facultad siempre se encontraba repleta de alumnos. Nosotros estábamos ubicados en las filas del fondo, a una importante distancia del eje de la clase, era una intersección perfecta entre las ganas de escuchar y las de huir sin interrumpir. Económicas era un lugar raro, o yo me sentía raro allí. Gente por todos lados, gente en el baño, gente en el bar, gente en la puerta, en los ascensores, en los rincones, en las aulas, gente… Apurados, haciendo filas, esperando eventos, mirando relojes, cargados con libros pesados con olor a retórica inútil o con fórmulas matemáticas alejadas de su propia belleza, de la matemática sin intención, de la matemática por el placer de ser ella misma. Eso es. Económicas era una facultad repleta de gente con intención. Nada me conectaba con ese lugar salvo el mandato paterno, pero, al mismo tiempo me resultaba fácil ir porque las insípidas clases no reque

Los gatos también piensan, o crónica de un gato angustiado

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Por Jerónimo Spre Tengo tanto cagazo que tengo vergüenza de la imagen que estoy mostrando. Estoy vulnerable, me quiero bajar de este bondi de responsabilidades que me busqué como si tuviese alguna capacidad para enfrentarlas. Pues bien, no tengo ninguna capacidad. Hace bastante que pienso que sufro de algo, de algún trastorno, de alguna deficiencia que no me permite realizar cosas, que me paraliza hasta en lo más mínimo salvo levantarme, bañarme y cumplir. También pienso que tengo puesto un disfraz que ya no me puedo quitar porque no sé si debajo hay un cuerpo. Me siento totalmente indefenso pero al mismo tiempo me doy cuenta que no existe persona que pueda abrigarme, todo lo contrario, se espera que sea yo quien los abrigue. Tengo que decir que todo va a estar bien cuando siento todo el tiempo la sensación contraria, la de estar en peligro, la de poner en juego lo que tengo, mi construcción familiar, mi única morada, el factor de mi solidez, lo que logré con esto que soy, antes

Remembranzo y su hipercófides

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Autor, Jerónimo Spre Cierto día, Remembranzo se dijo a sí mismo cual novela culebrón:          "Ya puedo hacerlo, ya estoy capacitado."  Era algo que venía observando desde hace mucho tiempo, pero que últimamente le despertaba cierta ansiedad. El aburrimiento que le producía aquella clase de historia, hizo que se precipitaran los hechos. Pidió permiso para ir al baño.        "Vaya", dijo la profesora un tanto disgustada por la interrupción. El baño del colegio quedaba al final del largo balcón del primer piso que daba al enorme patio. Cuando entró había un pibe de quinto fumando. Sintió tanto estremecimiento como admiración por la imagen del humo que salía potente de la boca del alumno, para luego suavizarse con el aire.       - No vayas a decir nada porque te cago a trompadas, dijo el chico mirándolo fijo. Entonces Remembranzo bajó la vista y se metió rápidamente en una de las letrinas. Intentó no mirar pero miró, el fondo era una mugre, la pare

Club de rateros Olivos (un relato ochentoso)

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Por Claudio Sprejer  Había tenido un segundo año en el colegio bastante problemático con mis rateadas. Le tomé tanto el gusto a la cosa que, totalmente descontrolado llegué a tener veintitrés faltas y media cuando en mi casa sabían sólo de seis o siete; pero todo se detonó por algo totalmente imprevisto: me llevé Instrucción Cívica a marzo absurdamente por no asistir a clase de esa materia en el último bimestre.  Yo tenía la fantasía de que la profesora me iba a poner el cuatro que necesitaba porque sí, pero ella me calificó ausente como realmente correspondía. Absolutamente desesperado, al llegar diciembre escondí el boletín de notas (mis viejos ni sabían de la existencia del otro boletín de faltas, que firmaba yo sistemáticamente desde hacía ya bastante tiempo). Un hecho fortuito aceleró mi caída: un día fue a comprar al negocio de mi papá el secretario del colegio. Mi viejo entonces, aprovechó la oportunidad, se presentó luego de indagar un poco y, finalmente, le contó acerca

La Ponk

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Por Jerónimo Spre Mi hermano mayor siempre fue un excelente estudiante y vaya a saber por qué vericueto psicológico yo sentía (o me querían hacer sentir y sentía) la necesidad de diferenciarme pero al mismo tiempo de lograr los mismos resultados que él. Por eso le prometí a mi mamá, a los once o doce años, que iba a ser ingeniero civil y que le iba a construir una casa, una promesa hecha sin ningún fundamento pero con serio compromiso de mi parte. Consecuente con el compromiso asumido, decidí elegir el mejor colegio industrial para cursar el secundario. En ningún momento consideré otra propuesta, de hecho no me importó dar el examen de ingreso (mi gran desempeño en la escuela primaria había generado por entonces en mí una autoestima muy alta) En ese contexto mis padres me apoyaron (seguramente habrán evaluado también que una escuela del estado era mucho más barata que un colegio privado), entonces di el examen de ingreso sin problemas y entré a primer año cuarta división. E