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Babosas

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Por Jerónimo Spre Paró sus dos antenitas porque algo en sus sentidos le indicó que ese era el momento para deslizarse sigilosamente por el mosaico. Se arrugó y al estirarse ganó algunos valiosos centímetros que la acercaban a la maceta del rosal. Una perra, curiosa ella, se acercó a husmear con su hocico lo que le pareció un movimiento sospechoso en la cocina. Se aproximó tanto que la babosa se quedó quietita, entre intuyendo el peligro y conteniéndose por el susto de esa cabezota  imponente que le resoplaba tan cerquita de su cuerpo.  Todavía le faltaba hacerse finita para pasar por debajo de la puerta y así ganar el patio para llegar a su objetivo. ¿Qué viste, Rosita? – se escuchó una voz de mujer a lo lejos- El ladrido de Rosita como respuesta fue la sentencia. La mujer tomó rápidamente la ojota de su pie derecho en sus manos y, absolutamente decidida, corrió hacia la perra esperando encontrar cerca de su hocico a una de esas cucarachas voladoras enormes, pero al ver que se trataba

Marrakech

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Por Claudio Sprejer Marrakech es tal como nos decía el guía del tour por las medinas :  ¿Venís con las reglas de Europa? Olvidalas, nosotros tenemos nuestras propias reglas. Ahí comenzás a entender un poco mejor el porqué ningún auto ni moto ni bicicleta atina a frenar ni siquiera con el asfalto húmedo. ¿Las cebras? (aludiendo a las sendas peatonales). Aquí son decorado, cada vez que cruzas debes agradecerle a Alá por haber llegado al otro lado de la calle Sin embargo también tienen otras reglas como las de pasearnos con absoluta pasión y detalle durante cinco horas y media por los distintos barrios dentro de la Medina y, al final, proponer como pago una propina de cinco euros agregando con humor: "Más de mil no acepto". Entonces, invariablemente lo comparo con mi argentinidad y lo extiendo a una comparación con mi persona: quizás sea muy difícil en argentina que alguien te guíe con esa pasión sin pedir casi nada a cambio y, en mi caso particular, admito que es prácticam

Tel Aviv

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Por Claudio Sprejer Como si fuera hoy.   Tomo mi birome para zurdos (y no es menor esta mención) y decido escribir. Escribir porque estoy en un día de pleno sol en invierno (¿invierno?) de Tel Aviv. Estoy recostado en una reposera de cara a febo porque, al fin y al cabo, Grecia se encuentra casi enfrente, y, con el Mediterráneo aplacado, tranquilito, muy tranquilito a mi derecha. Tengo un termo de agua caliente y el mate a mi izquierda. Mi hija pone en su Spotify un tema de uno de esos grupos nuevos con nombres extraños ("Usted señálemelo", se llama). Ni lo conozco pero me suena a otros que ya escuché, de ritmo cansino, despacioso y calmo como el momento en el que estoy. La canción habla de agua como la del sonido del mar que estoy escuchando. Por un momento miro mis pies, baqueteados, ampollados de tanto caminar y entendiendo que ellos me agradecen el estar disfrutando de este airecito de mar. La arena es finita y limpia, veo a los señores pasando el rastrillo con el dete

Sobre deseos y natividades

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Por Jerónimo Spre "El deseo abarcaría toda mi integridad" leí en un diálogo en la nube. Estaba escrito desde hace casi una semana pero sospechosamente se me había pasado de largo hasta hoy cuando, no sé por qué, decidí revisar los diálogos personales que no fueron a parar al tacho para liberar bytes. La frase aludida estuvo ahí, esperando pacientemente al lector. Me hizo ruido, mucho. Mi ruido comienza a resonar insistentemente cuando hay algo que no puedo racionalizar bien, entonces desde algún lugar del cuerpo sale la señal hacia el cerebro. "Revisá bien esto, no dejes que se te escape".  En mi absurdo propósito de ser moderno, fui por Google go. Puse la frase así, tal cual, a la espera del trabajo de los algoritmos. Integridad personal - Wikipedia " Una persona íntegra es aquella que siempre hace lo correcto, que hace todo aquello que considera bueno para ella pero sin afectar los intereses de otras personas" " Etimología: Integrida

Todos los posteos son para mí

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Por Jerónimo Spre El buscador de gracias de almagro, era un personaje inventado hace mucho tiempo por un amigo mío cuya capacidad residía en pararse largas horas junto a la parada de un colectivo y dejar pasar a la gente de la fila para obtener un "gracias". Los actuales paradigmas hubiesen hecho que probablemente nuestro personaje no solo no recibiera agradecimientos, sino que tal vez hasta podría haber sido objeto de alguna falta de respeto o cuando menos de un mal gesto de transeunte deconstruido para el cual la otrora valorada caballerosidad haya pasado a ser un antiguo concepto perteneciente a lejanas épocas de sometimiento. Sin embargo, patologías parecidas al personaje referido han ido apareciendo a partir del moderno concepto de redes sociales en donde se puede identificar facilmente al habitante histérico que postea una foto con un epígrafe que busca seducir a sus seguidores quienes, aún a sabiendas de que así es el juego, aceptarán ser seducidos y e

Suelta de palomas o simplemente suelta de

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Por Claudio F. Sprejer Dedicado a Juli Reflexión: Está de moda la acción de soltar. Pido a alguien que ponga de moda la acción de no pensar recurrentemente en lo que soltaste, o aún más, de no consumir horas de noche obsesionado, o de no caminar por la calle y que te asalte el pensamiento de lo que en teoría soltaste, y que no te aborde la fantasía de que el otro no vuelva a enlazar aunque sea por un rato lo que quisiste dejar y que entonces tengas que volver a empezar. Y que no te invada la sensación de abandono porque en realidad soltaste con la absurda ilusión de que te golpeen la puerta con el intenso e inmanejable deseo de que te digan algo que denote que es el otro el que no se la pudo bancar... necesitó comunicarse con vos, para que caigas en el cliché, en los lugares comunes de las cosas que ya te aburrían, de lo que motivó que, firme, convencido, tomaras la decisión de soltar porque aún es más duro reconocer que quizás fue cobardía de ambas partes, que fue miedo de amba

Ladrones económicos

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Autor: Jerónimo Spre “No hay temas más o menos interesantes.  Lo que importa es el modo”.  M.S. La facultad siempre se encontraba repleta de alumnos. Nosotros estábamos ubicados en las filas del fondo, a una importante distancia del eje de la clase, era una intersección perfecta entre las ganas de escuchar y las de huir sin interrumpir. Económicas era un lugar raro, o yo me sentía raro allí. Gente por todos lados, gente en el baño, gente en el bar, gente en la puerta, en los ascensores, en los rincones, en las aulas, gente… Apurados, haciendo filas, esperando eventos, mirando relojes, cargados con libros pesados con olor a retórica inútil o con fórmulas matemáticas alejadas de su propia belleza, de la matemática sin intención, de la matemática por el placer de ser ella misma. Eso es. Económicas era una facultad repleta de gente con intención. Nada me conectaba con ese lugar salvo el mandato paterno, pero, al mismo tiempo me resultaba fácil ir porque las insípidas clases no reque